El pasado 24 de febrero de 2022, estalló un conflicto bélico en Europa. Desde su inicio, el precio de la luz y el gas se ha disparado hasta alcanzar máximos históricos. ¿A qué se debe esta subida? ¿Qué consecuencias puede traer para el futuro y cuáles está teniendo ya? A continuación, te mostramos las claves.
¿Cómo afecta la crisis a los precios de las materias primas energéticas?
Básicamente, un conflicto armado supone un problema en el plano internacional. De por sí, los sucesos geopolíticos tienen incidencia en el precio de las materias primas, incluyendo las relativas a combustibles fósiles, como el petróleo y el gas.
El precio de estas dos materias energéticas está supeditado a la oferta y demanda internacional. Una alteración grave de estas dos fuerzas, provoca desequilibrios que tienen una fuerte repercusión sobre los precios.
Sin embargo, la crisis entre Rusia y Ucrania tiene una incidencia especial en el plano de la energía: Rusia es uno de los principales exportadores.
La comunidad internacional ha declarado a Rusia como el agresor y el país que ha provocado esta crisis. Por lo tanto, no han tardado en tomar medidas contra su gobierno. Estas medidas consisten en duras sanciones económicas. Entre ellas, se encuentra reducir la dependencia energética de Rusia.
En España, la cuota de gas importado de Rusia fue en 2021 de un 8,9%. Esta cifra es muy inferior a la que tienen otros países europeos (entre los que se encuentra Alemania). No obstante, la crisis incide directamente en el mercado internacional, reduciendo la oferta y provocando un encarecimiento de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón).
¿Y cómo afecta al precio de la luz?
A pesar de que la electricidad ya se había encarecido previamente, puesto que su precio en España está vinculado al del gas en el mercado mayorista.
En realidad, el precio de la luz se compone de una tarifa fija y otra variable, esta parte variable fluctúa diariamente (la parte fija se establece mediante un acuerdo entre el usuario y la compañía eléctrica). ¿Pero por qué la parte variable está vinculada con el precio del gas?
En realidad, existen múltiples formas de generar energía eléctrica. De hecho, las compañías utilizan un mix de energías primarias para producirla. Posteriormente se transmite a transformadores o subestaciones que garantizan una tensión adecuada y desde allí se distribuye.
La cuestión es que, para producir electricidad, es necesario una fuente energética primaria. Puede ser renovable, como la generada a través de paneles fotovoltaicos. Aunque también puede utilizarse un combustible fósil. El más utilizado es el gas, puesto que presenta dos ventajas:
- Menor impacto medioambiental con respecto a otros combustibles.
- Gran eficiencia energética.
Así pues, las centrales toman como referencia el precio del gas para fijar los precios de la energía.
No cabe duda de que el gas es más costoso que las energías renovables, pero garantiza un suministro constante y eficiente. Se utiliza como materia prima en las centrales de ciclo combinado. Estas instalaciones obtienen unos rendimientos muy superiores a las centrales de ciclo único y a las turbinas de gas.
¿Y qué podemos esperar de cara al futuro en el precio de la luz y el gas?
Las fuentes de energía no renovables, como el gas, tienen tres principales problemas:
- Para conseguirlas es necesario extraerlas de la Tierra y son limitadas. Por ello, tienen un mayor coste (a lo que hay que sumar el precio por emitir gases de efecto invernadero).
- Debido a que su extracción se produce en determinadas zonas geográficas (donde se encuentran los yacimientos) es necesario llevar a cabo operaciones de comercio internacional y provoca dependencia de ciertos países.
- Al explotar estas energías se emiten residuos y gases contaminantes a la atmósfera.
Como cualquier otro combustible fósil, el gas también produce CO2, pero en una proporción mucho menor que el carbón o los derivados del petróleo (una reducción del 50% y un 30% a ambos combustibles respectivamente.
Anteriormente al estallido de la crisis entre Rusia y Ucrania, Europa ya estaba inmersa en un proceso de transición energética con fines de descarbonizar la economía de cara al año 2050 (según los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París).
Sin embargo, la situación de conflicto tiene capacidad para acelerar este proceso: es necesario suprimir la dependencia energética de Rusia.
Por estas razones, se espera que las fuentes de energía limpia ocupen un mayor protagonismo en los próximos años. Los informes de Bloomberg New Energy Finance apuntan a que la capacidad de la energía solar fotovoltaica crecerá 17 veces y, en 2050, representará casi la mitad de la generación mundial de electricidad.
Es más, actualmente la tecnología aplicada a este campo ha experimentado grandes avances, mejorando la eficiencia de las centrales solares y eólicas. Las energías limpias son, además, cada vez más baratas. El hidrógeno verde también tiene la capacidad de convertirse en una megatendencia.
Por otra parte, el precio del gas encarece el precio de la luz. A su vez, el precio de la luz provoca una alta inflación. La situación puede llegar a ser insostenible si no se le pone solución al problema energético causado por la mencionada crisis.